Somos tan buenos...

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No tendremos problemas en el gobierno que sucederá a Ricardo Lagos. Bueno, eso parece al ver cualquier canal de televisión a las 12:00 del día o desde las 20:40 a las 21 horas. Y es que en esos minutos en que aparecen verdes prados, cielos muy azules, pájaros volando, y diferentes filtros de cámara y efectos de iluminación, nos hacen creer que estamos frente a un cambio notable… pero bien aburrido, con demasiados lugares comunes y fórmulas repetidas hasta el cansancio. Los cuatro candidatos presidenciales dejaron fuera la originalidad, lamentablemente. Todos, menos aquel personaje (el ex diputado Sergio Velasco de la Cerda) que en dos segundos dice TRABAJO, TRABAJO, TRABAJO!!! Un mensaje directo y bien enviado. Tendremos trabajo, no habrá delincuencia, se mejorará la educación y nuestro país se desarrollará de la mejor forma. ¿no es lo mismo que dicen siempre? ¿hay gente que cree en aquellas promesas? Siendo muy realista y bien inconformista no le creo a ninguno, menos cuando utilizan a gente modesta para que digan palabras que parecieran estar en un guión mal escrito. Ejemplos hay muchos pero el “El siempre viene para acá, siempre nos apoya, lo conocemos…”, junto con mensajes en off que huelen a populismo extremo y llegan al significado indiscutible de mentira. Según ANATEL, el objetivo principal de la franja política es "entregar a los electores las plataformas políticas, programas de gobierno e información relevante para que los ciudadanos pueden ejercer su derecho a voto" No es por buscar sólo lo malo, pero creo que esta definición es demasiado para lo que podemos ver en televisión diariamente. Sí, en más de uno de los programas de gobierno hay ideas interesantes, pero lamentablemente ninguna de ellas se ve reflejada en el formato audiovisual. A continuación un resumen: Sebastián Piñera busca desesperadamente alejarse de la derecha y optar por el apoyo transversal en el país. Si hasta un punk apareció diciendo que es “un hombre de mente abierta que es capaz de tirar p' arriba al país”. Mucho. El tiene un discurso y nunca se sale de aquello, aunque una inspirada Soledad Onetto quiera sacarle algo “nuevo” en una entrevista de Telenoche, llegando a decirle al candidato “No me sorprendió para nada”. Así mismo son sus minutos televisivos. Michelle Bachelet va por la continuidad de los gobiernos de la concertación, con la idea de no descalificar y buscar la paz para todos. Casi se ve como una santa, mientras muchos niños corren por las praderas en donde ella es su guía. Y obvio, promete más trabajo, apoyo a la mujer y el término del machismo con frases como “¿Acaso cuando yo sea presidenta me van a pagar menos que al presidente Lagos?”. Según la candidata más segura al sillón presidencial, ella gobernará por todos y para todos. ¿suena repetido?. Tomás Hirsch es el simpaticón que va en contra la discriminación. Es amable y cercano a la gente, busca oportunidades para todos y recuerda sentidamente a Gladys Marín y Salvador Allende, además del pasado de quienes sufrieron con la dictadura. Un recurso legítimo, que hay que recordar siempre, pero por sobre todo obvio y efectista. Quienes lo apoyan van desde Pamela Jiles y José Balmes hasta Florcita Motuda y una de las canciones del candidato dice que a la “globalización le dirá toma, cachito de goma”. El soñador que logrará quitar votos a los demás y que integra el lenguaje de señas en su franja, aunque le faltó el CC (closed caption). Joaquín Lavín y sus alas es lo peor de todo. Recuerda que estuvo a “punto” de ser presidente de Chile y utiliza a los pobres para hablar de delincuencia y prometer terminar con ella, además, ni el se cree el discurso del “mejor equipo para gobernar el país”. Todo esto con música tan popular que el propio Lavín se ve fuera de foco. El más populista…y bajando. Nada nuevo, todo parece estar en una homogeneidad increíble y se adivina cada segundo. Falta aquello que haga la diferencia, como las recordadas y distintas franjas del Sí y el No, que permitieron que la masa se conectara con la política en 1989, además de informarse. Hoy, los candidatos están muy concentrados en decirnos “soy muy bueno” en vez de hablar claro a un país que necesita respuestas contundentes. La verdad es que no podemos pedir mucho, es televisión y no hay un discurso importante, pero lo que si podemos encontrar es publicidad turística, “buenas intenciones”, humor y música. Es decir, sólo propaganda, marketing electoral, ya quedó en le olvido el objetivo real de informar. La pregunta es ¿se justifica la existencia de esta “ventana democrática”?

* La fotografía es de Rodrigo Meza, y se titula "El Oportunista Importante"

¿Importa si es Bachelet o Piñera?