El Chico Burbuja

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Conocer gente es súper fácil, todos los días pasan por nuestras vidas muchas personas, algunas no interesan y otras no, pero en cierto porcentaje los que pretenden quedarse a tu lado logran obtener el título de AMIGO, así, con mayúscula y todo. Siempre he pensado que esa palabra tiene una carga muy grande y que en la mayoría de los casos se utiliza sin pensar en aquello de verdad. Pasa un tiempo y hay amigos por todos lados: los del trabajo, de la universidad, del colegio, la calle, la noche, del cine, de los discos, hasta los amigos del blog en algunos casos. Llega un punto en que poco valor llega a tener esa palabrita. Si es que lo tiene. Las clasificaciones nunca son buenas, creo.

Al llegar a establecer una relación con alguien algo extraño pasa, después de un tiempo quiero escapar y no sentir la necesidad de ver, conversar, salir o ser parte de las vivencias de otros, aunque un par de ellos(as) han llegado a cruzar barreras increibles de años de contacto. Es difícil tener la puerta siempre abierta, dejar que entren y a la vez influir en sus vidas, eso llega a dar miedo. Ser amigo de alguien comienza con el patético "¿y tú que hacís? ¿dónde vivís? ¿qué estudiai?, etc", y en más de una ocasión he respondido "te importa realmente lo que te conteste". Suena fuerte, pero hasta eso de celebrar el día de la amistad me parece la más increible estupidez. El obligarse a algo, el hacer algo porque los demás lo hacen. A veces eso parece que pasa.

Claro, me ha tocado “estar ahí cuando me necesitan” (o eso creo), ayudar a (o tratar de) solucionar problemas en momentos críticos, pero siento eso no significa lo que algunos creen: aquello que para ser un verdadero amigo hay que meterse hasta en los problemas familiares del otro. Tampoco creo en el lugar común de "tengo muchos conocidos y pocos amigos", aunque la mayoría de las veces sea así. Al final si existe la amistad es solo una contradicción. Por eso a veces es bueno apartarse, no hablar ni existir, ver como todo pasa sin ser el actor secundario de la película de otra gente, que nadie me conozca y ser solo un extra eso lo mejor, a veces. Aquel personaje que "podría ser tu amigo" y nunca tienes claro si lo es o no. Por lo menos así no hay que rendir cuentas.

Lo complicado es que entre ese "alejarse" pasa gente que de verdad podría ser importante pero que al pasar el tiempo y la falta de comunicación nada es como podría haber sido. Pasa al tirar la llave en algún rincón que después no recuerdas. Hay gente que te culpa de aquello, pero que no hizo nada para cambiar la situación. Hay otros que se conforman con verse en el cumpleaños y abrazarse y decir "el es mi mejor amigo". Hay quienes creen que cantidad es igual a importancia, y otros que calidad es mejor. No hay una fórmula. Ser amigo no es hacer lo que el otro quiera.

Hay personas que necesitan a alguien a su lado y otras que no. Hay veces en que quisiera que existiera ese “Click” que haga funcionar ese tipo de emoción que veo diariamente en otros, el sentido de la conexión. Pero la mayoría de las veces creo que el misterio que significa no conocer del todo a alguien es mejor, que aquello de "saber todo del otro" es una verdadera lata y escuchar que un "amigo está en las buenas y en las malas y no critica" no me lo trago. Las relaciones son y no existe un molde para cambiarlas. Y aunque parezca que la burbuja es de protección hay cosas que afectan y decisiones de otros que llegan a dar miedo, pero esas son elecciones de otros, aunque quisieras que no fuera así.

Claro, se pierde un poco la libertad al conectarse tanto con otro, un derecho humano necesario y que debe cumplirse como una ley, pero también existe la necesidad de estar con alguien y conversar de cualquier cosa, alguna vez, algún día. Ni yo me entiendo, pero hay gente que tiene que estar ahí y eso ya es bastante para que salga de mi cabeza. Ahora, demostarlo a cada rato no me sale y no lo considero necesario. A veces no deben existir las demostraciones explícitas, solo estar al lado es sinónimo de que algo hay, aunque no tenga nombre. Para mí eso es así y no hay vuelta atrás, porque como digo siempre “somos lo que somos, la gente no cambia”, aunque sea una frase copiada, ya que por ese "somos lo que somos" hay muchos que ya no lo son. Y es que la apariencia puede decirnos cualquier cosa, hasta que este texto es una explicación cuando su fin no es ese. Para nada.

*Lamento si creían que esto era sobre The Bubble Boy, la película de Blair Hayes.