A dos metros bajo tierra...

Pasó el tiempo, en realidad no mucho, y recién comienzan a salir las palabras atoradas en una reconocida estupidez mental. Nadie se dio cuenta de que algo pasaba, porque la misión de construir una máscara impenetrable que no diera cabida a preguntas que no quería responder tuvo buenos resultados. Sin ánimo de experimentar, el resultado es que si no hay información todo parece normal, no hay tema y pueden pasar los días como si nada. Nada nuevo, pero no es evadir, es… no lo tengo claro. Atrofia primaria, puede ser. La explicación es fácil. Pasó muy rápido, una llamada lo confirmó como una sorpresa en una madrugada en que los signos de interrogación llenaron la oscuridad, para luego quedar con la mente en blanco a causa de la luz al máximo de su potencia. Por momentos pude eludir una noticia que no tenía línea editorial, pero era verdad ¿Qué sentir? Mucho. Pero era nada. La nada. Así era. El minuto que llega obligatoriamente, a veces con un aviso de cobranza, otras como un golpe seco con la siguiente inflamación dolorosa, pero llega. Las miradas de frente y las decisiones al minuto que hicieron mover el piso y cerrar la puerta para que todo quedara definido en una sola palabra: organización. El día, la hora, los llamados, el auto, el viaje, el lugar. Protocolarmente automático. Así el reloj seguía en movimiento y todo es un recuerdo con el que hay que comenzar a cumplir ritos, contestando preguntas, seguir siendo observado, escuchando frases hechas, respondiendo sin ganas, desviando la mirada para que entiendan el mensaje, queriendo tener un spray lleno de ácido. Todo es absurdamente inútil, porque las explicaciones no sirven, tampoco creer saber todo lo que pensaba, creía, esperaba. Nunca me quedó claro si todo era verdad, mentira, o simplemente debía ser práctico como lo fui y no creer nada, solo escuchar. La realidad a veces supera a la ficción ¿no? Si no existe no duele el pinchazo, se oculta la emoción y el frío acompaña. Parece funcionar, porque me ausento por momentos, mientras examino y no participo, pero algo explota. El sistema tiene fallas. “Tienes parte de razón, tu sueles abandonar las cosas. Vamos, si ni siquiera puedes estar en la misma habitación de un cadáver...” (Six Feet Under)