La cámara tras la cámara tras la cámara....

“Un espermatozoide se junta con un óvulo y tu alma es chupada de vuelta a otra vida tediosa de comer, dormir y dejar que te queme el sol. En la tierra: el Planeta Daño. El Planeta Conflicto. El Planeta Dolor.” (Fantasmas - Chuck Palanhiuk)

Es cierto que el fenómeno “El Club de la Pelea” con novela y película, no se ha repetido para Chuck Palanhiuk ya que sus libros (Superviviente, Asfixia, Nana, Monstruos Invisibles, etc) no han tenido aquel impacto mediático, lo que sí se originó es una especie de culto pop a uno de los escritores más excesivos de la actualidad. Frases estilo “me gustaría tener un aborto contigo” hay muchas en sus libros, porque su escritura es sencilla pero se atreve a ir más allá de los límites de las buenas costumbres para evidenciar cómo es la sociedad actual. No como una queja facilista, sino una risa asquerosa, que es más lindo. Y es que según su palabras,"a esto se dedican los seres humanos. A convertir objetos en gente y a convertir a la gente en objetos." Su último libro, “Fantasmas” (Haunted), es un gran relato acompañado por 23 relatos cortos y un poema para cada uno de ellos. Con humor negro y horror cuenta la historia de un grupo de personas que acuden a un aviso publicado para ser parte de una colonia de escritores. El mensaje dice: "Abandona tu vida por tres meses. Desaparece. Deja atrás todo lo que te impide crear esa obra maestra, Deja a tu familia, y tu trabajo y tu casa. Todas las obligaciones, Vive con gente creativa como tú...” ¿Suena a reality show? Claro, la tesis es lo que la gente está a dispuesta a hacer por el éxito y la fama, por la cámara. Y palanhiuk lo describe en este grupo de gente encerrada en un viejo teatro y que terminan en automutilación, canibalismo, asesinato y tortura entre otras cosas. Y llega a ser cargante y a no tener límite, pero al mismo tiempo a que el lector cree imágenes potentes y bellas: gente esquelética vestida con ropa de ópera caminando si luz por el escenario, mientras la sangre deja sus marcas en el suelo. Y claro, la génesis está en el famoso retiro de Villa Diodati, en Ginebra, donde la noche del 16 de junio de 1816 John Polidori, Matthew Lewis, Lord Byron, Percy Shelley y Mary Séller buscaban una historia de terror perfecta, la última escribió allí "Frankenstein". Y siguenlas frases: “Convertiremos nuestras vidas en una aventura terrible. Una historia de horror con un final feliz. Una prueba de que sobrevivimos para contar” Cada uno de estos personajes parte desde esa base para crear historias que por su heterogeneidad resultan sorprendentes, algunas notables, otras perversas, las menos regulares, pero todas sobre el promedio. Cuentan que el primer relato, “Tripas”, fue leído por Chuky en lecturas públicas y hasta vómitos existieron ¿exagerado? No mucho. Ese Relato resulta ser la prueba para que el lector debe pasar para poder seguir. ¿Por qué? Puro gore, todas las formas de masturbación y vísceras fuera de su envoltorio. Pero no todo es parecido, hay cuentos clásicos que pueden ser los mejores como la serie “La Caja de las Pesadillas”/"Casandra", humor con mensaje claro en “Reflexoputa”, crítica social en “Vacaciones en el arroyo”, hiperealismo erótico en “Postproducción”, horror puro y duro en “Cráteres Hirvientes y “Crepúsculo Civil”, además de otros un poco inclasificables como “Sonando a Golpes” en donde unos travestidos reciben dinero a cambio de golpes en sus rostros mientras cantan canciones de Babra Streinsand, o “Éxodo” en el que se toca el tema de la pedofilia pero cuyos protagonistas son dos muñecos que simulan ser niños. Sin olvidar las felicitaciones de un asesino a los fabricantes de cuchillos, el aborto de Marilyn Monroe, la verdad sobre los artistas más requeridos por los museos, un grupo de mujeres maltratadas que maltratan, periodistas que deben crear historias para vender, traumas de guerra, suicidios masivos para llegar a la próxima vida, poéticas descripciones sobre la putrefacción de un cadáver y hasta ciencia ficción. No hay bonitas palabras para estas pesadillas del siglo XXI. Puede que tanto exceso ensucie la obra, pero Palanhiuk cuenta la verdad procesada por su cerebro para mostrarse en descomposición sin llegar a la redención ni a lo moral. Porque al final todo es sobre encontrar un torturador, al malo, al monstruo y ser la víctima, llorar mientras otros se compadecen, vender las lágrimas, pedir consejo y que este sea publicitado para pasar a la posteridad y quede grabado y archivado. Uno de los escritores lo deja claro: "…sabe que comerse el pene cortado de un muerto le va a conseguir cobertura en hora de máxima audiencia en todos los programas nocturnos de entrevistas del mundo…” Parece que Chucky sí tiene razón.

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