Cuando escuché “So Tell the Girls that I'm Back in Town”, sonaba como si Frank Sinatra fuera en frontman de Portishead. Su ejecutor era un sueco que vivía en Londres, llamado Jay Jay Johanson, que el año 2001 impresionó a los críticos con “Poison” un disco en donde seguía la senda misteriosa mezclando electrónica y sus conocimientos clásicos de piano, algo de bossa nova, country y guitarras a lo The Smiths. Es decir más ligado al pop británico pero siguiendo con sus estilo crooner que le valió otro calificativo: el Chet Baker de la era electrónica.
Pero este delgado personaje de casi dos metros de altura tenía pensado viajar al pasado para mostrarse “moderno”, ya que en el revival ochentero encontró lo que quería y su imagen cambió de forma tan drástica que a algunos le causo miedo. Su música invita ahora al baile. Su álbum “Antenna”(2003) con canciones como “On the Radio” o “Deja Vu” se nutre de igual forma de Pet Shop Boys que de Fischerspooner, por lo que claramente ese chico que impresionaba en vivo junto a Piano Magic quedó muy atrás. Aunque la mitad del álbum quiera regresar lo que mostró antes.
Goldfrapp era una de las voces que acompañaba a Tricky en “Maxinquaye”. Canciones como “Pumpkin” nos hacían preguntar quién era esa chica. Años más tarde de la maño de Will Gregory apareció con su debut, “Felt Mountain”(2000), que dejó a muchos con la boca abierta, gracias a canciones como “Utopia” o “Lovely Head” que mezclaban el trip hop con sonidos de cabaret y una voz que nos paseaba por diferentes y narcóticos estados.
Pero quería bailar. Por eso en sus conciertos incluía una versión para “Pyshical” de Olivia Newton John para luego sorprender a quienes veían que su nueva diva melancólica se ponía taco algo, mostraba más piel y aceleraba el pulso. “Cristaline Green”, Strict Machine” y “Twist” dan cuenta del cambio, aunque en la canción que da nombre al disco, “Black Cherry”, como también “Forever” recuerda sus primeros pasos. Pero nadie puede olvidar que ahora gime y grita entre loops bruscos para convertirse en un fetiche, o en la hermana rebelde de la frágil Alison Goldfrapp que también quería tener protagonismo.
Ambos ahora ensayan coreografías y se prueban vestuario para sus shows, algo que algunos no perdonarán, pero otros celebrarán ¿Eso es ser camaleónico?
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