Es mí vida... Ok!

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Hola ¿Cómo te llamas? ¿Qué haces? ¿Dónde vives? ¿Pololeas? ¿Qué auto tienes? ¿En qué colegio estudiaste? ¿Cuál universidad? ¿Qué haces el fin de semana? ¿Te pasa algo? ¿Tienes algún problema? Pero dime ¿estás mal? ¿Te puedo ayudar? Dime algo, cuéntame todo. Históricamente, cuando no hay tema, queremos saber la vida del otro antes de contar algo de nosotros, por lo que el periodismo de farándula debería parecer algo muy común. La “prensa rosa”, o de los famosillos, está con nosotros diariamente, todo el mundo está preocupado por otras camas, por eso, era obvio que se posicionara en la televisión. Algunos dicen que es un paso legítimo para avanzar hacía una mejor programación, que otros países pasaron por ello, pero acá se quedó pegado ¿Queremos dejar de saber lo que le pasa al resto? No creo. Pero ¿Sirve de algo? Claramente no. Y no hablo de lo que hacía oculto (o por lo menos creía) el ex senador Lavandero, ahí pasamos el límite, tampoco de Michael Jackson o los sacerdotes que violan diariamente en el mundo a niños o tratan con adolescentes. Eso o se tapa con el poder de la Iglesia, con dinero o es sancionado como debe ser en el menor porcentaje. En realidad, es importante conocerlo y se discuta, sirve de mucho para saber cómo estamos. Pero no es lo mismo enterarse si la novia de Daniella Campos es o no la tan Jennifer “algo”, o si José Miguel Villouta fue o no pareja de Jordi Castell. Inteligente la primera al negarlo, aumenta su billetera. El segundo caso evidencia la falta de originalidad de Las Últimas Noticias, que se nutre de un blog para hacer portada que parece exclusiva, manejo de la agenda claramente. En realidad ¿qué sacamos con saberlo? Campos no pierde nada, Villouta pierde mucho en sus ganas de diferenciarse y mostrar una “Nueva Escuela”, aunque sea una información de blog él quedó como gestor, aunque no hubiera llamado al periodista de aquel periódico. Medio del empresario que editorialmente piensa que las personas como ellos están enfermos, pero que no tiene asco en lucrar con esa vida sexual. Esa que no afecta a nadie más que a los que la viven. El “yo no hablo de mi vida privada” no sirve, mientras más lágrimas, parejas y tragedias existan mejor. Y eso también interesa del resto anónimo, es TEMA de la gente común. Siempre me he preguntado por qué interesa tanto la separación de tal o cual celebridad, cuánta plata gastan los millonarios o porqué aquella cincuentona tiene un novio décadas menor, pero más curiosidad causa el querer saber si aquel guionista, futbolista, actor (actriz), músico, modelo, periodista, médico, profesor(a), amigo(a), vecino(a) es gay o lesbiana. Es sabido que ya no nos casamos jóvenes, estudios lo dicen, es fácil y “normal” ser soltero(a) después de los treinta (espero así sea), que ya no nos gusta el contrato, que la ley de divorcio existe pero es mejor no usarla. Que ya es tan legítimo como decir sí al matrimonio y formar familia, el retrasar un poco las cosas o simplemente no aceptarlo. ¿Qué haría si su hijo fuese heterosexual? Le preguntaban a la gente para reírse de sus respuestas “Me muero, no lo acepto”. Señora ¿sabía que usted es heterosexual? “Cómo se atreve a decirme eso”. Y es que todavía la gente cree que heterosexual y homosexual es lo mismo, para muchos es mejor decir que hay un maricón, loca o una camiona, ahí si entienden. No hay información, pero también quienes supuestamente son mentes estudiosas con demasiado coeficiente intelectual colapsan y dicen que lo normal es hombre y mujer, que el matrimonio entre dos mujeres (o dos hombres según la preferencia) no es sano, que Dios no lo permitiría, que es una aberración y no aceptan transmitir una campaña de prevención del SIDA o más simple aún, decir que es bueno usar condón. Y es que eso para ellos no es normal ¿Quién es normal? Me pregunto. Yo no soy normal. El ministro, sacerdote, ejecutivo del medio serán demasiado normales. Y ¿por qué pasa aquello? Porque la caricatura es más fuerte, porque pueden reírse de la población creciente gay, porque pareciera que no hay cerebros, porque el significado de gay es un día en que el maquillaje y las pelucas son lo importante, o diariamente una disco en donde hay desnudos y transformismo, porque “Queer As Folk” es sinónimo de divertimento, porque “Will & Grace” es graciosa, porque “The L Word” muestra a lesbianas exitosas pero maqueteadas o “Queer Eye for Straigth Guy” es para lo que los homosexuales están en televisión, programas "arriesgados". Y ¿dónde están los que puedan cambiar aquello? Como los muchos pensadores con pareja del mismo sexo que deberían ser el fin o por lo menos un referente, como los roqueros gay que se alejan del pop bailable, como la cineasta que no tiene miedo. La mayoría no sabe de su existencia, prefieren estar fuera de la economía, fuera de la toma de decisiones, fuera de la información, al contrario, es mejor saber qué marca es más top o que comida combina con la decoración. Creo que una nivelación no estaría mal, con eso el respeto sería verdadero. Respeto que hoy no hay por ningún lugar. ¿No piden respeto? Como están las cosas será difícil que lo obtengan. Teorías más teorías menos, el misterio lo quieren revelar, los investigadores están en acción para saber de qué bando eres, para ver el crecimiento del “fenómeno”, para saber si tienes amigos o conocidos con el “problema”, ya que dime con quien andas y te diré quien eres. Una tontera. Al final de cuentas, creo, da lo mismo con quien uses la cama, lo importante es lo que haces fuera de ella y eso a nadie le importa, al parecer, todos tienen problemas sexuales o necesidad de experimentar, pero que alguien les cuente primero. Sin querer sonar gafapasta ¿Seremos todos potencialmente bisexuales? Como postulaba Freud. Y si es así ¿de verdad te importa?

La foto pertenece al afiche de la película Grande École, de Robert Salis, en donde estudiantes que quieren manejar el mundo económico y político se confunden un poco con el sexo.