RocknRolla: El autoplagio de Guy Ritchie

En el apartado películas-taquillas-sobre-la-mafia, el director británico Guy Ritchie logró un lugar asegurado con Lock, Stock and Two Smoking Barrels (1998) y Snatch (2000), con ese entramado videoclipetero que tan bien le resultaba. 

Luego vino su matrimonio que se tradujo en Swept Away (2002) con la actuación de su esposa Madonna… que, ejem, supuestamente, había pasado la prueba en el corto Star (2001), junto a Clive Owen. Después de algunos años, fue el turno de Revolver (2005), su película "seria". Jason Statham, Ray Liotta, Vincent Pastore y André Benjamin de Outkast (un cast gangsteril de tomo y lomo) se pierden en el buen ritmo de un guión complejo, pero que tiene una escenas notables (ejemplos Aquí, Aquí y Aquí). Una obra con la que se anunciaba el "regreso" del director a los balazos, con una historia de estafadores vestidos con traje de sastre en donde la venganza se confundía con una profundidad psicológica/espiritual. 

Ahora es el turno de RocknRolla, que es algo como lo que sigue: Londres ha cambiado y la industria inmobiliaria es la mina de oro para la mafia. Lenny Cole (Tom Wilkinson) domina la ciudad al estilo de los gángsters clásicos y es contactado por el ruso Uri (Karel Roden) para hacer negocios, quien contrata a la guapa Stella (Thandie Newton) como contadora. Ella le encarga un "trabajo" a los llamados "The Wild Bunch" (Gerard Buttler, Tom Hardy, Idris Elba), que se enreda con el robo de una pintura que cae en manos de un rockstar, llamado Johnny Quid (Toby Kebbell), al que todos creen muerto. Es decir, pura corrupción. 

Pero hay algunas cosas nuevas: Ambigüedad sexual y una chica mala protagonista, ya que en su filmografía las mujeres siempre fueron parte del decorado. Lo bueno de lo ya sabido es que la música sigue siendo importante: un baile que recuerda a Pulp Fiction (Tarantino, 1994) y en el metraje suenan The Hives, The Clash, Black Strobe, The Sonic y The Subways, . 

Básicamente es un refrito de sus propias películas sobre la mafia taquilla que, gracias a un arduo trabajo de montaje, hacen que pequeñas historias se transformen en un buen rato en el cine. "Mi trabajo es crear entretenimiento", palabras de Ritchie.