Monday, April 18, 2016

The Invitation: el drama del terror

Una ex pareja se encuentra años después de la muerte de su pequeño hijo. Cada uno siguió un camino distinto y cada uno lo ha afrontado a su manera: Will (Logan Marshall-Green), culpándose y recordando, mientras que Eden (Tammy Blanchard) desapareciendo hasta dar con una fórmula para seguir adelante. Ellos, con algunos amigos, compartirán una noche en donde la tensión será como un invitado más.

Junto a su novia, Kira (Emayatzy Corinealdi), él llega a la que fue su casa en donde ahora vive su ex esposa con David (Michiel Huisman), su pareja actual. Así se va completando un grupo de personas que muestran esa faceta de las relaciones interpersonales en donde se sobreactúan las sonrisas y la “buena educación”. Sin embargo, cree que hay algo más allá de su propia incomodidad ante el reencuentro y las preguntas fuera de lugar.

Las miradas inquietantes, las rejas en las ventanas, las puertas cerradas con llave, los secretos al oído y los extraños nuevos amigos, hacen que Will se transforme en un observador desconfiado, cuya paranoia va creciendo a medida que se vacían las botellas de vino.  ¿Qué está pasando aquí?, es su pregunta y la nuestra.

Pero es el único que cree que algo anda mal mientras el resto parece divertirse. Él está quebrado y el fantasma de un pasado doloroso lo persigue en cada rincón de un lugar que fue su hogar y hoy es un laberinto de interrogantes. "No se siente seguro aquí", es una de sus advertencias. Para el resto no es muy confiable, pero ellos tampoco lo son.

Lo que creemos como verdad se transforma en una mentira y nos hace cambiar de opinión. Así se desarrolla esta película que logra confundir e incomodar gracias a un guión (Phil Hay y Matt Manfredi) que se toma el tiempo de presentar a sus personajes, planos que sacan el máximo provecho de la casa que sirve como locación, música incidental de Theodore Shapiro ('Trumbo') que no trata de engañar ni asustar sin motivo y unos actores entregados al ritmo en que se sucede cada acto que parece pensado como una obra teatral.

Karyn Kusama (sí, la misma directora de ‘Jennifer’s Body’), se llevó el premio a la Mejor Película en el Festival Sitges 2015 con esta historia en donde la represión del dolor es el detonante de una realidad que parece sacada de la peor pesadilla. Un noche de terror en manos de monstruos con los que logramos conectar, porque son muy humanos.


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